De las cosas dichas en el curso del domingo pasado, recuerdo especialmente a una persona que le habían hecho creer que ella era media manzana, que tenía que buscar la otra mitad fuera, pero que al final, gracias a una serie de herramientas, se dio cuenta de que ella es la manzana entera. No necesita nada más...
Lo mismo nos han hecho creer con lo de nuestra media naranja, que está fuera y vamos como locos a buscarla. El amor romántico que nos venden en Hollywood no es verdadero. Nosotros ya somos la naranja entera, suficiente para hacernos un zumo si la exprimimos con entusiasmo, saboreando hasta la última gota. Si por el camino encontramos otra naranja que se complemente con nuestro sabor, la añadimos al vaso, pero en ningún caso será necesario...
Las relaciones son un espejo que pueden representar un añadido a tu felicidad, un complemento, pero nunca una necesidad...
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