jueves, 5 de noviembre de 2015

La mente como una fiel servidora

Mi amiga lo tenía claro: déjame a mí la correa que yo la manejo bien. Eso me lo dijo cuando fuimos a dar un paseo con su mascota. Si yo hubiera estado sujetando la correa, probablemente me hubiera llevado más de un tirón y tendría la mano tensa de cogerla con fuerza, pero ella la llevaba muy bien, el perro a sus pies, dejando claro quién guiaba...

Lo mismo sucedería con la mente. La mente debería estar a nuestro servicio para utilizarla como guía, pensando de forma funcional, dejando claro que esa es su única función y no identificarnos con toda la artillería de pensamientos disfuncionales que se generan cada día, dicen que por lo menos sesenta mil al día. Imagínate por un momento siendo guiado por la mente, colocándote la correa alrededor del cuello y que sea ella la que tira de la misma. Una locura, ¿verdad?



Mejor al revés. Tú eres el domador y la mente estará a tus pies, como una fiel servidora. Es un instrumento pero no un maestro. Si se alinea contigo, no tiene por qué obstaculizar tu camino. Si se alinea contigo, no se opondrá a tu felicidad…

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