Había quedado con alguien pero, al llegar, tuve la sensación de que esa persona se iba a olvidar. No hice nada por evitarlo, ni siquiera llamarla, porque probablemente sólo iba a conseguir que se apurara para llegar. Intuía que se había olvidado por completo, pero decidí esperar...
Me senté, pedí un té y me puse a esperar. Si viene, disfrutaré de su compañía, si no viene, disfrutaré de este momento, también estando en la mejor compañía, conmigo mismo. No es que hiciera comparaciones ni mucho menos, pero me estaba encontrando la mar de agusto solo, poniendo los morros sobre el té humeante para impregnarme con todo su olor, divisando la quietud de aquel espacio, observándolo todo sin decir ninguna palabra. Estaba conmigo, como hacía tiempo que no lo estaba...
Efectivamente, esa persona se había olvidado por completo y se sintió fatal por haberlo hecho, pero ya le dije que ni se preocupara, que había disfrutado del momento y que, por supuesto, podríamos quedar en otra ocasión. Gran tarde a solas...
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