jueves, 16 de julio de 2015

¿Qué prisas tengo de llegar a mi funeral?

Siempre pensamos que tenemos que llegar a un lugar, una meta, un objetivo final. Estamos tan concentrados en ese objetivo, que muchas veces nos olvidamos de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, como nos decía nuestra amiga Patricia, esas pequeñas cosas que encontramos por el camino y que sólo las apreciamos si vamos conscientes y despiertos por el camino que hemos elegido, pero en lugar de eso solemos ir estresados. Si no conseguimos la meta deseada llega la frustración, nos machacamos y exigimos más. Si llegamos a la meta soñada nos alegramos por ello, pero a veces también nos machacamos porque empezamos a encontrar defectos y nosotros aspiramos a la perfección, y por supuesto también nos exigimos más, porque si llegas a un sitio después quieres llegar a otro, y a otro, y a otro, siempre corriendo...



Pero no hay que llegar a nada, sólo disfrutar del camino. Ayer me dijeron que el único lugar al que voy a llegar seguro en este mundo es a mi funeral. Eso hizo replantearme que no hay que tener prisas, ni exigirme nada, sólo disfrutar y disfrutar hasta que llegue la hora de mi funeral. ¿Qué prisas tengo de llegar a mi funeral? Yo ninguna. Si mientras llega la hora de tu funeral consigues llegar a tu corazón y vivir las cosas con el corazón, desde la paz, eso es lo que te llevarás, despertar antes de tu funeral...

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