El
sábado pasado fui a una comida familiar y la verdad es que me lo
pasé muy bien, entre otras cosas porque hacía tiempo que no veía a
algunos primos y tías. Mi intención, y así lo hice, fue pasar a
saludar, almorzar, estar un ratito compartiendo con ellos y después
marcharme a un ensayo. Al enterarse de que no iba a estar toda la
tarde con ellos me empezaron a decir algunos que no paraba, que
estaba estresado, y yo los miraba y sonreía porque no me sentía
identificado con lo que estaban diciendo. Era su percepción, pero no
la mía. Es curioso, pero a pesar de que hago muchas cosas, no me
siento estresado. Estoy siendo consciente de donde estoy y cuando
estoy haciendo una cosa no estoy pensando en lo siguiente. Tal vez el
estrés no lo produce el hacer muchas cosas, sino estar pensando en
todas las cosas que tienes que hacer. Estoy logrando estar en un
sitio, haciendo algo que me gusta, y no estar pensando en lo
siguiente. Lo siguiente ya llegará cuando tenga que llegar. Tal vez,
aquellos que dicen que estoy estresado, realmente son los que están
estresados, sobre todo mi tía, que no paraba de recoger los platos y
comía a toda pastilla, jeje...
Lo
mejor fue cuando mi prima Paola soltó por su boquita: En
vez de estar quejándonos de que no está más tiempo con nosotros,
deberíamos agradecer el poco tiempo que comparte con nosotros.
Bravo prima, te quiero un montón...
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