En
el diccionario definen el miedo como “perturbación angustiosa
del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario” o también
como “recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda
algo contrario a lo que desea”. O sea, que el riesgo puede ser
imaginario y ya estamos sintiendo miedo; no ha pasado lo que no
queremos que nos suceda y ya estamos sintiendo miedo. Nos estamos
adelantando a los acontecimientos y eso hace que vivamos
condicionados, limitados, con temor de que suceda.
¿A
qué tenemos miedo? Dicen que los cuatro pilares del miedo
son: miedo a volverte loco, miedo a quedarte solo, miedo a que no te
quieran y miedo a la muerte. Yo creo que hay un miedo por encima de
todos esos, el miedo a vivir, lo que hace que estemos quietos
en un lugar, sin dar más pasos, sin arriesgarnos por nada ni nadie,
sin tomar decisiones debido al temor que las decisiones nos producen.
Nos dejamos llevar en masa hacia un mismo sitio colectivo, no tenemos
pensamientos diferentes para evitar no encajar...
Tenemos
miedo a sentir que podemos ser ilimitados. Ya lo advirtió
Nelson Mandela al decir que “nuestro miedo más profundo es que
somos poderosos sin límite”, que “es nuestra luz, no la
oscuridad, lo que más nos asusta”. A fin de cuentas, nuestros
miedos no evitan la muerte, frenan la vida, así que por qué no
nos liberamos de ellos y explotamos todo nuestro potencial...
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