Ayer
fue mi
primer día de natación.
Me lancé a la piscina y empecé a nadar, de espaldas y de croll, con
mucha fuerza al principio, pero a medida que avanzaba la clase, la
calle se me hacía cada vez más larga, eterna. ¡Menudo ritmo marcaba el monitor, madre mía! Éste es de los que dan
caña, me decían, pero yo sólo quiero hacer un poco de ejercicio,
pensaba.
Sólo me acordaba de los nadadores profesionales. Qué fácil se les
ve por la tele, pero qué duro es ponerlo en práctica. Acabé
extasiado, con agujetas en los brazos y sin fuerzas ni tan siquiera
para escribir un mensaje por el whatsapp. Dicen que las dos primeras
semanas
serán mortales y que incluso puede darte la sensación de que cada
vez lo haces peor, pero que después notarás los resultados, me
insistió el monitor.
Pero
a ver, que yo sólo quiero hacer un poco de ejercicio, tenía ganas
de decirle.
Acabé
agotado, sí, pero con ganas de volver. Lo haré a mi ritmo ;-)
Nadando,
¿a
corriente o a contracorriente?
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