No
he contado casi nada de New York y ya me he pasado a Washington,
pero es que tampoco pretendo hacer una cronología de mi viaje, sino
poner cosas según me vayan llegando. Y además, hoy que vuelvo a
meditación después de tres semanas, me he acordado de la figura de
Abraham Lincoln en el memorial que lleva su nombre...
Fue verlo y sentir
que así podría estar el Ser, observando todo con una calma
absoluta, viendo el flujo de pensamientos que pasan a su lado pero
sin desviar la mirada de la inmensidad, sin identificarse con
ellos. Así me imaginé que podría estar nuestro Ser, acomodado en
una buena butaca siendo testigo de todo con total neutralidad...
Y razones tenía
para no apartar la mirada el Señor Lincoln porque justo en frente
podía divisar un obelisco inmenso, un monumento conmemorativo al
primer presidente de Estados Unidos, George Washington, de unos 170
metros de altura, siendo actualmente la segunda estructura más alta
del mundo, después de la Torre Eiffel...
Y
es que en Washington
todo es grande, exceptuando la Casa Blanca, que parece que en las
películas es un gran caserón, pero si la ves en vivo desde la
distancia no resulta tal cosa...
Además del National Mall, donde se concentra casi todo lo visitable, también está el Cementerio de Ardlington...
Un
día en Washington
no fue suficiente para visitar todo, pero sí lo fue para hacerte una
idea de la ciudad...
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