Es inusual que escriba un sábado, pero si lo hago es porque me apetecía mucho hacerlo, para decirles que ya he vuelto y me siento descansado después de tanto cambio horario. Y también porque en este viaje he descubierto que escribir forma parte de mí, me siento bien escribiendo aunque sólo sea una línea y por eso una pequeña libreta me acompañó durante los últimos días para dejar huella de lo que sentía...
Al parecer en el vuelo de vuelta hubo bastantes turbulencias, pero debe de ser que yo estaba profundamente dormido y sólo me enteré de la última parte. Aún así, llega un momento en que te puedes poner un poco nervioso al notar el avión tan agitado, pero lo que hice fue cerrar los ojos y decir: ¿depende de ti que esta situación cambie? No, verdad, pues sólo tienes que confiar y dejarte llevar. Y así lo hice, dejarme llevar y sentir que estaba en una montaña rusa con subidas y bajadas hasta que por fin llegó a su fin...
Lo que me dio risa fue cuando mi compañero de viaje dice que se cagó todo y se puso a pensar en si tenía arreglado o terminado todo lo de fuera. En fin, formas de ver las cosas totalmente diferentes, pero válidas las dos...
Ya contaré más cosas del viaje próximamente, pero lo que me apetece escribir hoy es que me siento sano, completamente sano...
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