Posé las manos sobre mi vientre y sentí un movimiento… Abrí los ojos
sobresaltado, ¿una pesadilla, un sueño? Me desvelé en la madrugada para darme
cuenta de que era real. Hasta entonces no lo sabía, pero en ese momento supe
que estaba embarazado. «¿Y ahora qué hago?», pensé. «¿Hacia dónde enfocar esta
energía que está naciendo en mi interior? ¿Hacia el miedo, el creer que no soy
capaz, o hacia la creatividad y volcar todo lo que llevo dentro, derramar mi
experiencia para saciar la sed de seres con ganas de descubrir una mejor
versión?» Ayer pude ver sus caras, como si fuese una ecografía virtual, tan
real, y ayer firmamos un compromiso para dar lo mejor de nosotros mismos, un
viaje hacia la transformación personal, hacia la auténtica felicidad… El
próximo martes será el parto, ya está todo preparado, y daré a luz este
proyecto que también me llevará a una nueva versión de mí mismo…
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