martes, 12 de febrero de 2019

El runner anarquista


Así me llaman, el runner anarquista, tal vez porque corro libre como el viento, sin estar pendiente de nada… Hasta que llegó un compañero de juegos, un reloj multifuncional con tantos botones que todavía no sé para qué sirven la mayoría de ellos… Y en Barcelona estrené mi nuevo juguete para ¿controlar? el tiempo… Oye, que me estaba acostumbrando a eso de mirar el reloj para ¿controlar? la velocidad a la que iba yendo, pero algo pasó después… ¿Se apagó? ¿Pulsé un botón sin darme cuenta? El caso es que la información desapareció y me quedé en blanco, ya no podía ¿controlar? nada… ¿Sería una señal?, pensé. ¿Realmente necesito mirar el tiempo porque las distancias son más largas y sería interesante dosificar la fuerza o me basta con seguir mi instinto, escuchar mi cuerpo? Como diría mi madre, una pa’ ver y otra pa’ aprender…


Y a pesar del reloj, qué maravillosa experiencia. El tiempo fue lo de menos, aunque muy contento porque cada vez voy mejorando. El aprendizaje fue no estar tan pendiente del reloj, escuchar mi cuerpo y poner la cabeza y los cinco sentidos en modo presente para deleitarme con lo que voy viendo, como la imponente Sagrada Familia que me dio la fuerza que necesitaba para afrontar los últimos metros… ¡Quiero recorrer el mundo corriendo!

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