martes, 23 de junio de 2015

Una burbuja de esperanza

En la habitación de Patricia no se respira tristeza ni temor, se respira esperanza. No se vive el proceso con resignación, se vive con aceptación. No hay lugar para la oscuridad, sino sólo para la luz. El amor que desprende la habitación de Patricia, mejor dicho, el amor que desprende el ser de Patricia inunda toda la habitación. En el hospital se ha creado un oasis en medio del drama, una burbuja de esperanza, y aquellos que entran en la habitación contribuyen a conservar ese nido de paz. Prohibido entrar a todos aquellos que hablen de muertes y tristezas. Bienvenidos son los que alientan y transmiten mensajes de fe y confianza...


Menos mal que ya no analizo las cosas que hago, sino que simplemente las hago. A pesar de que un pensamiento trata de decirme que estoy loco, me dejo llevar. Te ríes por lo absurdo de la situación, pero luego te convences de que debías estar allí y no en otro lugar. Lo cierto es que ayer, a las tantas de la noche, me encontré recorriendo los pasillos del hospital para volver a entrar en la burbuja. Allí nos esperaban Patricia y su marido y ya no voy a contar más porque difícil es transmitir la verdad con palabras. Sólo puedo decir gracias por haberlos conocido. Gracias Carmen por haberlo permitido...

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