Tengo
en frente de mí una anotación en la pizarra de la oficina que no
sabemos quién la escribió, pero desde hoy la hemos adoptado como
nuestro lema: primero,
lo primero...
Hoy,
que ya me iba a levantar de la silla para atender a un usuario que
necesitaba algo urgente mientras le hablaba a un compañero de pie,
mi jefe me dijo que me sentara, que respirara y que le dijera
tranquilamente lo que le tenía que decir a mi compañero, que justo
se incorporaba de sus vacaciones. Eso me hizo caer en que no hay
prisas y que todo puede esperar. Primero,
lo primero,
darle el recibimiento que se merece a mi compañero y acabar de
tomarme el té mañanero. Es cuestión de prioridades, diferenciar entre lo urgente y
lo importante...
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