Ante
todo, dar las gracias por todas las muestras de cariño recibidas
ayer. Estaba tan en paz, que volví a experimentar la sensación de
que si alguien, en ese momento, me da dos bofetones y me tira al
suelo, mi única respuesta sería sonreírle con absoluta paz, sin
ninguna defensa porque confío en la vida...
Ayer
volví a los ensayos de baile que últimamente me ocupan pero, en
esta ocasión, me lo tomé de forma pasiva. Mientras mis compañeros
bailaban yo los observaba desde un lateral. Al principio no caí en
la cuenta, pero al acostarme me vinieron las imágenes del baile y
parecía el
mundo en armonía.
Todos juntos, al unísono, empastados, girando de un lado a otro,
formando círculos y otras figuras en las que se requiere la
coordinación de todos, dejándose llevar y confiando en el grupo. La
música me hizo levantar y empecé a pulular como un satélite
girando sin parar, o haciendo las veces de borracho, borracho
de felicidad.
Gracias a todos mis compañeros, fue lindo verlos bailar...
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