La
verdad es que ésta ha sido una semana atípica. Mientras algunos de
mis compañeros estuvieron de retiro, un retiro de silencio, los que
nos quedamos en Lanzarote hicimos nuestro retiro particular:
intentar estar en silencio, sonreír todo lo que podamos y meditar al
máximo. Esas eran las reglas y así las he intentado seguir. Los
resultados han sido tan satisfactorios que algunas de las cosas las
voy a seguir haciendo. Lo primero es la televisión, que en mi casa
no la he encendido y ha estado simplemente como un objeto decorativo.
El tiempo que gastaba viendo la tele lo he invertido en otras cosas y
ahora ya no hay excusas de que no puedo por falta de tiempo. Lo
segundo ha sido la meditación, que nos hemos reunido en varias
ocasiones un grupo de amigos. La convivencia fortalece tanto, y si es alrededor de una mesa mejor, por lo que al final acabamos preparando un delicioso desayuno. Y lo
tercero es el silencio, estar en silencio escuchando a los demás o simplemente estar...
No
es lo mismo que irte a Las Palmas y desconectar de verdad pero,
dentro de nuestras posibilidades, hemos hecho un retiro
particular...
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