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Ya no siento las piernas de lo caliente que está.
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A mí también me pasa lo mismo. ¿Y por qué no salimos?
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Uff, me está quemando la piel. ¿Y dónde vamos
a ir?
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Pues a otro sitio en el que realmente nos
sintamos
mejor.
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¿Tú crees que vamos a estar mejor?
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¿Y por qué no?
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Es que no podemos dejarlo todo e irnos.
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Eso son excusas.
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Qué fácil lo ves tú.
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Y qué difícil lo ves tú.
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Ya, bueno, pero tampoco estamos tan mal. Ya estamos acostumbrados.
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Estamos
acostumbrados
a sufrir, claro. En pocas palabras, preferimos
malo conocido que bueno por conocer...
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A ver, no siempre sufrimos, también nos pasan cosas buenas.
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Sí, como soplos de aire fresco en medio de este infierno, pero
seguimos en el infierno.
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Me da mucho miedo salir
de aquí.
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Y a mí, pero el
mejor antídoto para el miedo es caminar hacia el miedo.
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No sé yo...
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Yo tampoco sé nada, sólo sé que soy
una galleta maravillosa y me
merezco
lo mejor, un ambiente en el que no me
esté
disolviendo y destruyendo...
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Y si...
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Arriésgate...
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Pero y si...
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Arriésgate, no tenemos nada que perder. Tal vez no ocurra nada, o
tal vez nos esperan los mejores momentos de nuestra vida...
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No, prefiero quedarme.
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Pues adiós, yo sí que salgo de este tazón hirviendo...