Estaba tumbado boca
arriba y una fina tela o bolsa cubría mi cuerpo. A través de las
transparencias podía ver un par de manos azules posándose sobre mi
abdomen y dándome energía. Esas manos eran las de un avatar...y de
repente, me di cuenta de que eso no era real, estaba viviendo un
sueño despierto, sentí que estaba teniendo esa experiencia que
tantas otras veces me habían contado pero que yo no había
experimentado. Si esto no es real, me decía, puedes jugar y
transportarte a otro lugar. Y así fue, al instante me vi cayendo de
un gran rascacielos de la ciudad de Nueva York. Caía al suelo
aplastado, pero con la misma volvía a saltar y estaba en medio de la
calle, sonriendo, y en menos de lo que tardo en contar hasta tres me
vi en África, en un lago y con la única compañía de un
hipopótamo. Al principio el animal tenía cara de pocos amigos, pero
me volví a repetir que si eso era un sueño yo lo podría
transformar a mi gusto, y así fue como me observé montado sobre el
lomo del hipopótamo y nadando los dos cual amigos de toda la vida.
Pero ahí no acabó la cosa, porque el siguiente escenario fue un
salto al vacío, como si estuviera suspendido en el aire, sin control
ninguno y sin saber cuál sería mi destino. En algunas ocasiones era
yo quien guiaba el sueño, yendo de aquí para allá, y en otras no
tenía ni idea de qué era lo que me depararía, pero siendo
consciente en todo momento de que no era real. Y por eso fui a parar
a un bol repleto de palomitas, sí, era un diminuto humano rodeado de
gigantes palomitas de maíz y observaba cómo iba a ser engullido por
una persona, una persona que tragaba sin parar, me introducía en su
interior...y con la misma volvía a salir, por donde suelen salir las
cosas, y yo seguía feliz, sonriendo, disfrutando por primera vez de
un sueño lúcido que nunca antes había tenido...
Y todo eso pasó en
8 o 10 minutos, quizás menos, pero desde luego fueron más de 77
segundos, y comento lo de los 77 segundos porque ayer me
dijeron que ese es el tiempo mínimo que necesitas para empezar a
transformar tu realidad. Si durante ese tiempo vives una emoción con
total intensidad, comienzas a generar experiencias acordes con esa
emoción. Si son emociones de miedo, ya sabes lo que te espera, pero
si son emociones positivas, como la gratitud, y las sientes con total
intensidad, empezarás a vibrar en el amor. Imagínate si lo haces
durante 24 horas...
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