Hace ya unos cuantos
meses, la vida quiso que conociera a un médico que me iba a
recomendar una forma de alimentación más sana. Así lo hice, y
aunque al principio me pude agobiar un poco, ya no sólo por el
cambio de alimentos, sino porque a partir de ahora tenía que sacar
tiempo para cocinar cuando antes lo tenía más fácil yendo a casa
de mi madre, con el paso de los meses me he sentido más cómodo y
contento con lo que he hecho. Además, su lema es disfrutar con la
comida, no agobiarse, hacer el cambio poco a poco, estar alegre con
lo que se come. Pero si hay algo que a mí verdaderamente me encantó
fue cuando dijo que él era un cirujano porque así lo decían sus
títulos y diplomas, esos que colgaban de la pared de la consulta,
pero que a él lo que verdaderamente le gustaba era curar las
almas. Con eso definitivamente me conquistó, curar las almas,
y por eso, cada vez que voy a su consulta no me encuentro con un
médico homeópata y nutricionista interesado sólo en lo físico,
sino que soy recibido por alguien que escucha y que da consejos
certeros sobre cómo afrontar los miedos. Siempre que salgo de su
consulta me dice que voy por un buen camino, y sabes, eso me
reconforta. Gracias...
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