viernes, 7 de noviembre de 2014

Cambios en la oficina

Ayer, a última hora de la tarde, empecé a recoger todas mis pertenencias porque me cambiaban de oficina. Parece que no, pero cuando empiezas a recoger te das cuenta de un montón de cosas que tenías sin darte cuenta de que las tenías, cosas que vas guardando y que quedan en el olvido. Y no sólo eso, sino que tienes la sensación rara de estar abandonando un espacio, que no te pertenece en absoluto, pero el hecho de haber permanecido allí durante siete años hace que un poco lo consideres como tuyo. Pero insisto, eso es un error, porque nada nos pertenece...


Y ahora me han puesto en una nueva oficina, con nuevos compañeros, con nuevas vistas, porque tengo una gran ventana desde la que puedo ver el cielo, nueva mesa y un montón de cosas más, como un cactus en el que reside un caracol y que ya me han encomendado la misión de cuidarlo. Así lo haré...


La verdad es que el cambio no ha nacido de mí, porque estaba cómodo donde estaba, sino que más bien responde a una reorganización de los departamentos, así que básicamente seguiré haciendo lo mismo pero desde otro sitio. Además, yo casi que me dejo llevar. Si antes me resistía a los cambios, ahora confío en que todo pasa por algo. Los cambios serán positivos y me alegría se va conmigo...

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