Y en Nara, en el Templo Todai-ji, después de ver al gran Buda, encontré la paz... Quise buscar un lugar apartado del resto, pero al haber demasiada gente me fue imposible, hasta que me dio por cerrar los ojos, poner las manos a la altura del corazón, respirar, conectar con mi fuente interior y empezar a perdonarme y perdonar... Y en medio del tumulto y del ruido de la gente, el silencio se apoderó de mí y encontré la paz...
Sumimasen, la palabra que utilizan los japoneses para perdonar. Y me emocioné, este viaje está resultando sanador...
Los compis de viaje me dijeron que después de eso quedé en trance y me preguntaron por el secreto para estar así... Perdonar, no hay más...
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