Ayer me quedé con lo de observar sin juzgar, pues a simple vista podemos hacer una interpretación equivocada... Hoy, a través de una excursión guiada por un colombiano casado con una japonesa, recibí información y las cosas no son como aparentan...
Aquí mandan las mujeres, 167 leyes las protegen frente a ninguna a favor del hombre, y son ellas las que administran la economía del hogar, así que la sociedad no es nada machista...
El matrimonio está basado en los principios de lealtad, compromiso y respeto, pero para los japoneses la infidelidad no es tan importante, ese no sería un motivo de divorcio, dando por hecho que las infidelidades se dan y demostrando así que pueden estar más abiertos y con una visión más amplia que la cultura occidental en cuanto a la sexualidad se refiere... Eso dijo, pero como en todo, nunca hay una verdad absoluta...
Además, aquí el chisme está penado con hasta 7 años de cárcel, se prohíbe difamar y hablar mal de los demás, demostrando así que podrían ser más tolerantes que los occidentales, que solemos criticar y cotillear como si no hubiera un mañana... Eso me conectó con una nueva palabra que aprendí, Kotodama, que significa el alma que reside en las palabras... Cuán importante es cuidar el lenguaje tanto hacia nosotros mismos como hacia los demás, hablar desde el amor y no desde el miedo ni el rencor...
Y al hilo de las palabras y evitar conflictos, los japoneses son muy pacíficos... Desde lo de Hiroshima aprendieron que las guerras no traen nada bueno y por eso reman a favor de la paz...
Esta es la información que recibí y me quedé con ganas de saber más... Esta cultura es tan compleja y profunda, que habría que sumergirse mucho más para comprender el porqué y para qué de cada cosa...