Ladeó su cabeza al escuchar la bocina del tren que se acercaba por la
izquierda. Era el momento, le temblaban las manos con las que sujetaba el
paraguas que la resguardaba de la lluvia, pero era su momento. Había recogido
sus pertenencias, un par de mudas de ropa, unos zapatos y el baúl de sus recuerdos,
no necesitaba nada más. Una decisión meditada con su corazón, le palpitó tan
fuerte y se llenó de tanta paz que supo que era la acertada. ¡Maldito corazón,
con lo fácil que hubiera sido quedarme donde estaba!, a veces pensaba eso con una
sonrisa dibujada en su cara, pero ella sabía bien que este nunca fallaba,
últimamente se dejaba llevar por su intuición, a pesar de los miedos, a pesar
de sentirse incomprendida por los que la rodeaban, pero se atrevió a dar el
paso, compró un billete, cruzaría la frontera y llegaría, por fin, al nuevo
destino que le estaba dando la oportunidad de renacer, de dejar atrás lo
aprendido y comenzar otra vez… Este tren solo pasa una vez y aunque hay
autobuses que pueden salir en la misma dirección cada treinta minutos, no lo
quería dejar escapar… Y desde aquí la felicito por su coraje y valentía…
¡Mucha suerte en tu nueva aventura!
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