Y Carl Rogers dice así: «Me doy
cuenta de que si fuera estable, prudente y estático, viviría en la muerte. Por
consiguiente, acepto la confusión, la incertidumbre, el miedo y los altibajos
emocionales. Porque ese es el precio que estoy dispuesto a pagar por una vida
fluida, perpleja y excitante». ¿Algo más que añadir? Pues no…
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