Escuchar su risa al otro lado de la pared fue un preludio de lo que
sucedería después… Antes de llegar mi turno hice lo de siempre, centrarme en
mis sensaciones y ser consciente de mi compromiso: si la vida me sigue
regalando salud, estoy dispuesto a seguir sanando, aprendiendo y compartiendo
el mensaje que me ha hecho renacer. Con aires renovados, más convencido que
nunca, sin ningún atisbo de dudas. Así me siento…
Llegó mi turno y entré en la consulta del Doctor Amor. –Contigo acabaré
muy rápido-, me dijo entre risas. Y entre risas hablamos de viajes y sueños,
como siempre. Parecía un niño hablando con otro niño... El médico de la bata
blanca se esfumó...
Al salir del hospital recibí casi a la vez dos invitaciones para correr
en Holanda. Este país me está llamando… ¿La vida me está invitando a correr? Mi
compromiso es firme, más firme que nunca, sigo agradeciendo…
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