Será un honor asistir a la boda, un privilegio ser su invitado.
Cierro los ojos y sonrío al recordar sus bellas palabras que me hicieron
llorar. Me cogió de la mano y me dijo que tenía la sensación de que estaba
pasando por lo que estaba pasando porque con mi experiencia iba a ayudar a
otros a sanar. Me llenó de esperanza… Imposible olvidar todo lo compartido a su
lado, empezó siendo mi enfermera y se ha convertido en mi amiga, de esas que
pellizcan el alma y sonríes al recordarla sin tener la necesidad de verla. Y
cada vez que voy de viaje es un placer escribirle una postal, una postal que
alimenta nuestra amistad, que crece y se hace más fuerte. Ese es el mayor
regalo que nos podemos otorgar…
Tu felicidad será mi felicidad, tu alegría mi alegría, tu entusiasmo
conectará con mi entusiasmo. Lo que tenga que venir vendrá y no sé si alguna
vez nos dejaremos de ver, pero nuestros corazones ya están conectados para
siempre. Mi deseo, que sigas comiendo muchos meros, abaes, sargos y viejas y me
invites de vez en cuando, jajaja… Claro que te casas, ¿por qué no lo ibas a
hacer? ¡Felicidades!
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