¡Menuda pesadilla tuve anoche! Me encerraron en una especie de
reformatorio, supuestamente por loco, pero yo le decía a todo el mundo que no
estaba loco. A mis amigos los miraba a la cara, haciendo todo lo que estuviera a
mi alcance para que vieran la verdad en mi mirada, pero no había forma de
convencerles, me querían dejar allí solo, a saber por cuánto tiempo, y la
sensación que me daba es que cuanto más hacía yo por convencerles de que no
estaba loco, más loco me veían y creían. Una locura, una auténtica locura mi
impotencia y desesperación. Hasta que llegó la calma y me dije que no servía de
nada malgastar esa energía convenciendo a los demás. Me tenía que calmar y,
desde la tranquilidad, ya encontraría la manera de salir. Miedo a volverte
loco, ese es uno de los mayores miedos del hombre, además del miedo a la
soledad y a la muerte…
Desperté y me quedé aturdido. Había tenido un sueño, más bien una
pesadilla, y me pregunté de dónde habría venido esa disparatada ensoñación,
cómo se crean y forman los sueños, qué significado tienen, qué hay en el
subconsciente guardado y que luego aflora a la superficie. En fin, de locos,
pero al final loco o cuerdo, cuerdo o loco, dejé de pensar en ello y lo único
importante es que estoy vivo, libre y quiero seguir disfrutando de esta
maravillosa experiencia que es la vida, con libertad…
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