Disfruta el
momento y, pase lo que pase, será lo mejor para mí. Con
esas dos frases entré en la consulta del médico para recibir los
resultados de la revisión, pero antes mi cuerpo temblaba en la sala
de espera, tiritaba de frío cuando realmente no había frío. Me
resulta complicado afrontar esos momentos antes de recibir los
resultados, pero evidentemente es algo por lo que tendré que pasar
durante mucho tiempo así que tendré que ir acostumbrándome, como
bien me decía la doctora. Además, ¿tú no haces reiki y cosas de
esas que te ayudan a relajarte?, me preguntó. Sí, le respondí
entre risas, me ayuda mucho, y me sorprendió que se acordara de la
vez en que se lo conté. La verdad es que compartí muchos momentos
con la doctora y juntos recordamos anécdotas de mi proceso. El señor
que no se le cayó el pelo, me bautizó. Sí, no se me cayó, a
puntito estuvo pero no, le dije entre risas. La verdad es que al
final agradecí incluso haber tenido lo que tuve, porque aprendí
mucho, le dije. Bueno, tampoco te pases, me contestó ella, no seas
tan bruto, que igual te partes una pierna y aprendes lo mismo. Y me
reí, qué voy a hacer, reírme, reírme de felicidad por todo lo
aprendido. Sigue con esa actitud, se despidió de mí. Todo va a ir
bien, me despedí...
Después de la
consulta me dio la sensación de que la vida me quiere y yo voy
de su mano...
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