Llegó la tormenta, la lluvia inundó la hierba que se dejó enterrar por el
fango que brotaba desde el interior de la tierra, el viento azotó todo lo que
encontraba a su paso… Y el tallo se sintió morir, sus raíces flaquearon, cerró
los ojos sintiendo la debilidad de su cuerpo, pero no dejaba de confiar en su
fortaleza interna, y mientras permitía el balanceo de su cuerpo por el fuerte
vendaval, se centraba en mantener encendida la chispa de la vida que habita en
ella... ¡Que sea lo que la vida quiera! Vivir o morir, pero si me permites vivir,
que es lo que más anhelo, me comprometo a vivir de verdad, a agarrar la vida por
la cintura y bailar con ella, un tango, un vals, lo que sea, pero vivir de
verdad y permitirme brillar como una estrella… Y las adversidades te hacen más
fuerte, las dificultades pueden hacer
que decidas tirar la toalla y dejar la partida a medias, pero a veces son
nubarrones pasajeros que ocultan el sol que nos alimenta. Esas nubes pasarán,
bien lo sabes que pasarán… Y me dirijo a ti, mi querido tallo, para
decirte que confíes en la vida porque todavía no es tu final…
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