jueves, 14 de marzo de 2019

Mi querido tallo...


Llegó la tormenta, la lluvia inundó la hierba que se dejó enterrar por el fango que brotaba desde el interior de la tierra, el viento azotó todo lo que encontraba a su paso… Y el tallo se sintió morir, sus raíces flaquearon, cerró los ojos sintiendo la debilidad de su cuerpo, pero no dejaba de confiar en su fortaleza interna, y mientras permitía el balanceo de su cuerpo por el fuerte vendaval, se centraba en mantener encendida la chispa de la vida que habita en ella... ¡Que sea lo que la vida quiera! Vivir o morir, pero si me permites vivir, que es lo que más anhelo, me comprometo a vivir de verdad, a agarrar la vida por la cintura y bailar con ella, un tango, un vals, lo que sea, pero vivir de verdad y permitirme brillar como una estrella… Y las adversidades te hacen más fuerte, las dificultades  pueden hacer que decidas tirar la toalla y dejar la partida a medias, pero a veces son nubarrones pasajeros que ocultan el sol que nos alimenta. Esas nubes pasarán, bien lo sabes que pasarán… Y me dirijo a ti, mi querido tallo, para decirte que confíes en la vida porque todavía no es tu final…



No hay comentarios:

Publicar un comentario