Te fuiste… No pude despedirme, decirte adiós, apoyarme sobre tu hombro
izquierdo y derramar mis lágrimas, no pude abrazarte ni aspirar tu aroma por
última vez, ese olor a mar seco, saborear el salitre de tu cuello… Te fuiste,
abro los ojos y ya no puedo verte, los cierro y me cuesta imaginarte, tu rostro
se desvanece, mi corazón se resiente… Ya no estás, qué será de mí si se ha roto
mi otra mitad… Esto suena a telenovela, el guión de una película de
sobremesa. Podría ser el final de una cinta o el comienzo de una nueva
oportunidad para el protagonista… Entonces continúo con la historia, amores que
dieron vida y que dan la bienvenida a nuevas aventuras para recomponer
con nosotros mismos la otra mitad que creíamos perdida…
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