El dolor inevitable que no debemos enquistar, hay que sacarlo,
arrancarlo, a gritos desgarrados, para que no queme, para que no ahogue, para
que se diluya y se transforme en una mariposa volando… Y la vida, la muerte,
capaces de convivir en un mismo tiempo y espacio, tan distantes y tan cercanos…
¿Y si la mariposa fuera ella volando, celebrando que la muerte es una
ilusión y que la vida continúa después de cruzar la línea desconocida? Me
encantaría…
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