Esto va de palabras raras, salamatí, que significa salud en iraní, vamos, el chin chin de toda la vida cuando chocamos las copas al brindar. Qué quieren que les diga, así son mis viajes últimamente, nunca sé lo que va a pasar y así fue como acabamos en un lujoso apartamento en medio de la ciudad invitados a cenar por dos chicas procedentes de Irán que nos deleitaron con la comida persa. Hasta cordero comí, pa' que luego digan que soy vegetariano, otra etiqueta más, pero es que nunca había probado la comida persa y esa oportunidad no la iba a desaprovechar. ¡Qué sabores, madre del amor hermoso! Y no solo fue cenar, pues también se pusieron a bailar los bailes típicos del país...
Y mientras disfrutaba de la cena y de las maravillosas vistas desde la planta 35 del edificio, no pude sino agradecer porque no hubo un mejor colofón que finalizar la primera parte del viaje de esa manera, comiendo, bailando, riendo, disfrutando... Y digo primera parte porque aún me quedan unos días más por esta increíble ciudad con mi única compañía... ¿Qué me deparará esta nueva aventura en soledad?
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