Esto se acaba y me apetece hacer una composición final de todo lo que me ha aportado la experiencia deletreando el nombre de la ciudad: V de vida, mucha vida; A de amistad, porque allá donde voy consigo encontrarme con gente que me abre las puertas de su casa y se instalan en mi corazón para siempre, es como si la vida me estuviera diciendo que vaya donde vaya estoy como en casa; N de naturaleza, Vancouver te invita a estar en contacto con la naturaleza, árboles, ríos, orcas, águilas... vida salvaje tanto dentro como fuera de la ciudad; C de confianza, porque siempre confío en que pase lo que pase será lo mejor para mí, incluso cuando desaparecen las maletas; O de oportunidad, porque venir aquí ha sido una gran oportunidad y no la dejé escapar; U de unidad, porque siento que todos somos uno y no hay distancia que nos pueda separar; V de más vida, esa que no falte, o de valentía, porque una vez más he demostrado que mis miedos no me paralizan; E de esperanza, porque aquí vine a dar un mensaje y las semillas han quedado plantadas y bien regadas por toda la ciudad, incluso han llegado a Nueva York, ¡esto se expande, amigos!; R de reto, porque venir aquí ha sido un gran reto superado, o de respirar, porque si respiramos estamos vivos y eso es lo primordial...
Y porque no está la G, porque si no pondría un gran GRACIAS VANCOUVER porque gratitud es lo que siento al escribir estas palabras. No sé si volveré, nunca se sabe, pero la sensación es que aquí ya he hecho lo que vine a hacer. Un viaje acaba, pero otro puede comenzar mañana...
Y porque no está la G, porque si no pondría un gran GRACIAS VANCOUVER porque gratitud es lo que siento al escribir estas palabras. No sé si volveré, nunca se sabe, pero la sensación es que aquí ya he hecho lo que vine a hacer. Un viaje acaba, pero otro puede comenzar mañana...
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