Dicen que la vida nos habla, que constantemente nos manda mensajes, lo que pasa es que somos tan inconscientes que la mayoría de las veces no nos damos ni cuenta. En Vancouver he tratado de estar más prensente y por eso me sorprendió cuando aquel día vi el cartel de "seamos agradecidos" justo cuando había perdido las maletas, para que me enfocara en lo que tenía y no en lo que ya no me pertenecía. Pero no solo ha sido ese sino muchísimos más, como el nombre de una joyería llamada "Reir", para que recuerde que la vida trata de eso, de sonreír...
También una frase escrita con tiza en el camino que decía "you are worth", tú lo vales, claro que lo vales, quién va a valer si no, u otra frase que decía "challenge yourself", rétate a ti mismo, o la sonrisa dibujada que me encontré al final de una durísima ruta de senderismo después de retarme a mí mismo y subir una pendiente empinada. Es como si estuviera guiñándome el ojo para felicitarme por haber superado el reto..
Sí, todos esos mensajes los he leído y a saber cuántos más me he dejado por el camino... Mola que la vida nos hable, ¿verdad?
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