Tenía dos opciones: hacer lo que siempre suelo hacer o hacer algo nuevo, diferente. Me lancé a lo nuevo, a lo diferente...
Por eso salí del hotel sin la más remota idea de lo que ver. No sabía absolutamente nada, pero no me importaba. Salí con la intención de caminar sin rumbo, dejándome llevar, sin consultar el mapa ni el reloj, sin nada, sintieńdome totalmente neutro porque me daba igual ir por aquí que por allá. Cuando digo lo de neutro siento que es la primera vez que he experimentado la total neutralidad...
Al final no me perdí, no hizo falta ni consultar el mapa a la vuelta y mis manos lo agradecieron porque hace un frío que pela. Mejor guardadas en los bolsillos. Estoy vivendo la experiencia, por primera vez, de hacer un viaje solo o conmigo, como cada uno lo quiera ver. Siempre hay dos opciones que plasmo con la escritura mientras me mantengo en silencio. El silencio es lo único que tengo y doy gracias por ello...
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