No esperes que
todos entiendan tu viaje, especialmente si nunca han recorrido tu
camino. Con esta frase me hubiera despedido de mi amiga al acabar
el desayuno, pero la recordé unos minutos más tarde...
Se trata de hacer lo
que realmente queremos hacer. Si nos apetece hacer esto, pues hacemos
esto; si nos apetece hacer lo otro, hacemos lo otro. Tal vez pueda
pasar que antes hacías unas cosas totalmente convencida y ahora no
quieres hacerlas, porque te has dado cuenta de que en este momento no
te están haciendo bien. ¿Cómo puedo cambiar tanto? Pues no lo sé,
porque las cosas cambian. Pero la gente no va a entender este cambio
tan radical. ¿Y qué más da lo que la gente opine? A lo mejor la
gente lo comprende más de lo que nosotros creemos, pero son nuestras
suposiciones incesantes las que nos crean dudas, dudas insalvables
que restan bienestar. De todas formas, no esperes que nadie te
entienda, lo importante es que tú te entiendas, que seas coherente
con lo que quieres. Deja fluir, no te aferres a nada ni a nadie,
todo tiene un momento en nuestras vidas y también un propósito.
Sé amable y no te exijas nada, porque lo que tenga que ser será...
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