Si los pensamientos
dominaran nuestra vida seríamos como marionetas privadas de
libertad, esclavas de esa locura constante. Todo nuestro cuerpo
estaría atado de pies y manos a nuestros pensamientos y son éstos
los que dirigirían nuestra vida. No seríamos libres aunque creyéramos que
somos libres...
Pero si consideramos
que nosotros no somos los pensamientos, si conseguimos no
identificarnos con ellos, poco a poco podríamos ir cortando los
hilos que nos separan de la libertad, poco a poco podríamos soltar
todo aquello que nos somete a la esclavitud, poco a poco
recuperaríamos nuestra libertad, seríamos libres, moviéndonos por
nuestro sentir, por la vida. Yo quiero ser libre,
verdaderamente libre...
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