Me han enseñado a apreciar el lado bueno de las cosas. Por ejemplo, si escucho un ruido ensordecedor, la lectura positiva es que tengo oídos que pueden escuchar, por lo que debo estar agradecido; si durante mis tratamientos de belleza tuve cierta aversión a los olores, no me debía sentir mal, sino estar agradecido porque podía oler, dar las gracias porque no había perdido el olfato; si en el trabajo lo pasara mal, cosa que no me ocurre, no debería focalizar mi atención en ese sentimiento negativo, sino estar contento y feliz porque tengo un trabajo que me permite realizar una de mis pasiones, viajar...
Y así con todas las cosas, porque todas las cosas tienen su lado bueno, aunque a veces cueste encontrarlas...
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