Inspirado en una historia real, una madre y una hija hablando sobre los pensamientos que merodean por nuestra cabeza… La progenitora diciendo que no está preocupada ni se siente nerviosa, pero la visión de su hija es bien distinta porque siente que vive en un estrés constante. Después de unos minutos de charla la madre le reconoce que sí, que está siempre en alerta, le cuesta soltar el control y no sabe cómo cambiar la situación…
―¿Qué puedo hacer? ―le preguntó a la desesperada.
―Empieza a cambiar el diálogo
de tu cabeza. Si tu cabeza te está contando drama ¿qué película crees que estás
viendo ahora mismo?
―Drama. ―Fue su respuesta.
―¿Y qué siente una persona que está
viendo una película dramática?
―Tristeza.
―Pues si una persona está
constantemente viendo una película de drama va a estar triste y llorando todo
el rato. ―La madre asintió con su cabeza―. En cambio, si cambiamos de canal y
le ponemos una comedia ¿cómo crees que se sentiría esa persona?
―Pues se ríe… ―Entonces se empezó a
reír, a partirse el culo de la risa, como se suele decir, conectó con la
esencia del mensaje… «Lo verdaderamente complicado es comprender que es tan
sencillo», me acordé de la frase de mi querida amiga Ángela…
―¿Ves? Es así de fácil ―le dijo la hija mostrándole una sonrisa compasiva―. Pues haz lo mismo contigo en tu cabeza. ―Le propuso―. Tú tienes el mando a distancia y no te olvides nunca de que tienes el poder de cambiar de canal siempre que quieras.
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