La tristeza es una de mis emociones favoritas, siempre lo he dicho, pues activa mi inspiración y me invita a escribir. Mis dedos aprovechan la ocasión y se ponen firmes ante el teclado para continuar con la segunda parte de la novela o con este escrito para liberar mi desazón… Pero estar triste también conlleva una parte menos agradable, aunque con el tiempo he aprendido a aceptarla y valorarla de forma positiva... La tristeza te deja rendido en el sofá, bajo de energía, invitándote al recogimiento para mirar hacia adentro. A veces nos resistimos a este estado, hay pena y dolor por la pérdida, pero es necesario atravesar ese mar de duelo para salir reconfortado y aprender de ello. Ignorar la realidad no es la solución, aceptar la tristeza es el camino para sanar… Ayer me dije que estaba triste, que me iba a ir a la cama estando triste y que tal vez al día siguiente también me iba a despertar triste… Es lo que toca, abrazar la tristeza y disfrutar de ella, de sus partes buenas y de sus partes menos buenas pero igualmente bellas…
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