No dar las cosas por hecho, ese es uno de los aprendizajes de anoche. Participar en un concurso de orientación recorriendo el pueblo en busca de balizas ubicadas en puntos estratégicos ayudándonos de un mapa y unas pistas escritas en un papel, ¡qué divertido! Fuimos con la intención de participar y echarnos unas risas, y lo hicimos, pero a la vez te sale el rol competitivo y sueñas con ganar, ¿por qué no? Pero si no imposible, lo veíamos muy difícil, pues unos contrincantes muy jóvenes aparentaban ser ágiles y veloces...
La sorpresa fue que llegamos nosotros antes que ellos, ¡increíble! Lo celebramos dando por hecho que habíamos ganado, jajaja. Hasta que después nos comunicaron que alguien había realizado el recorrido un minuto más rápido que nosotros, un chico al que nos encontramos por el camino y le ayudamos en un momento dado. Total, nunca lo consideramos un rival, estaba solo y parecía desorientado, jajaja... Por eso mismo, nunca hay que dar las cosas por hecho, pero qué bien lo pasamos, ¡cuánto disfrutamos!
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