Se tornaron los papeles y el que suele ser sorprendido hizo esta vez de “sorprendedor” para sorprender a la que no le gustan las sorpresas, el mundo al revés para que la sorpresa resultase grandiosa… Y digo yo, ¿qué sería de la vida sin sorpresas? A mí me encantan y quiero seguir sorprendiéndome con cada cosa que suceda… Además, muchas veces no nos encontramos a nosotros mismos donde buscamos, sino que nos encontramos por sorpresa cuando menos lo esperamos...
Y cada vez que nos juntamos nuestro tercer corazón, a la que también le encantaba sorprender y dejarse sorprender, late con mucha más fuerza si cabe...
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