Antes, para viajar, era imprescindible no olvidarte de dos cosas básicas: tu teléfono móvil, en el que guardas la tarjeta de embarque, y la cartera con tu documentación para identificarte al embarcar. Ahora, con la nueva normalidad, hay que añadir una más: la mascarilla. Y también añado una nueva práctica: cuando estoy sentado en mi asiento cierro los ojos y comienzo a sentir que todos los pasajeros del avión están sanos y nos contagiamos mutuamente de salud, una salud infinita que nos une a todos. Esta es mi nueva normalidad para viajar...
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