De pequeño era la noche más larga del año, aquella en la que por
más que lo intentara pasaba la noche en vela por la llegada de los Reyes Magos.
El tiempo parecía detenerse y las horas del reloj se hacían interminables. La
emoción por abrir los regalos era invencible ante el cansancio…
Estos días estoy teniendo la misma sensación, duermo poco porque me
embriaga la emoción, el entusiasmo a mil por la presentación. Mañana, mañana
será el gran día, un día para celebrar, un día para disfrutar. Espero dormir y
descansar para dar lo mejor de mí, aunque teniendo este espíritu de niño nunca se sabe. Igualmente, daré lo mejor de mí, siempre...
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