No puedo, eso es lo que escucho a menudo y me sorprende que la gente
llegue a esa conclusión sin ni siquiera intentarlo. No puedo, y lo enfatizan
con el “es que” delante para darle mayor fuerza a su declaración: es que no
puedo, seguido de un “porque” para justificarse y un “tengo que” para anclarte
definitivamente en el bucle del sufrimiento.
Y así pasan los días sin modificar esa creencia limitante que les hace
ser víctimas de la circunstancias…
Yo puedo, yo soy capaz, al menos lo voy a intentar, esas son las
alternativas, creencias que te empoderarán. ¿No puedo o sí puedo? Tú
decides…
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