Sigo con las renuncias, pues me gusta acabar lo que empiezo. ¿A qué
más renuncio? A intentar cambiar a los demás, porque a veces nos
esforzamos en modificar el comportamiento de otros para nosotros permanecer exactamente
igual, pero si quieres cambiar el mundo, el cambio debe empezar en ti. Y
entonces te animo a que también renuncies al control, pues pasará lo que
tenga que pasar y no lo que a ti te gustaría que pasara. ¿Por qué somos tan
arrogantes y queremos saber más que la vida? Ella nos dará lo que necesitemos
en cada momento, así que vamos a confiar. Renuncio también al autoengaño,
sí, a quitarme la venda de los ojos para mirar con honestidad y saber en qué
punto me encuentro, no confundir felicidad con migajas de felicidad, ese es el
primer paso para decidir el camino correcto. También renuncio a la necesidad
de ser especial, no te creas especial ni pretendas que los demás te hagan
sentir especial, más que especial eres único y tienes algo que aportar en este
mundo. Y suelta el apego, renuncia al apego, pues creer que dependes de
algo o alguien para ser feliz es la mayor causa de sufrimiento. Y por hoy ya
basta, son demasiadas renuncias y no sé si podré con tantas…
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