Pensé que ya no era
exigente conmigo mismo, porque antes pecaba mucho de eso y a veces
arrastraba a los demás, pero de vez en cuando vuelve un halo de
exigencia, exigencia conmigo mismo, que anula mi sentir. Pero eso no
me hace venir abajo, sino que lo observo y al descubrir otra vez esos
episodios me alegro y enseguida trato de modificarlos, entre otras
cosas porque me restan bienestar. Abajo
la exigencia...
...y arriba el
corazón,
porque eso es lo que estoy haciendo, actuar conforme a lo que siento.
Hablando con el corazón, regalando angelitos que portan un corazón, haciendo las cosas con corazón, queriendo
de corazón...
Sí,
definitivamente, abajo
la exigencia y arriba el corazón...
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