Hoy cumples tu
primer año de vida, que también es mi vida, y me alegra que sigas
formando parte de ella. Sin pretenderlo, ocupas un lugar muy especial
en mi corazón, quizás porque tú eres esa parte de mí que yo
desconocía y, gracias a ti, ha nacido en mí esas ganas inmensas de
escribir.
Tal vez la clave
haya estado en escribir sin objetivos ni expectativas, simplemente
escribir lo que sentía y me sucedía, simplemente escribir para
encontrar la luz donde a veces no la percibía, escribir para la
vida, para querer vivir mi vida...
Y así has llegado a
cumplir un año, un año en el que te has dado a conocer y hoy son
unos cuantos los que te siguen, te leen y te miman...y me dicen que
no te abandone nunca. Al principio me causó sorpresa pensar que
alguien ajeno a mí se pudiera interesar por lo que escribía. Después sentí incluso una vergüenza pasajera por compartir ciertas
cosas de mi vida, hasta que la fui perdiendo y ya casi no tengo pudor
en destapar mis emociones, haciéndoles partícipes y cómplices de
lo vivido, y al final siento gratitud, gratitud por leerme y
alentarme a continuar...
Gracias Roberto, por haberlo creado, gracias José Antonio, por haberle dado tu visto bueno, gracias a todos, por haberlo leído y compartido, y gracias a ti, mi querido blog, por haber sido un excelente compañero de viaje, el viaje de mi vida...
Y tal y como comencé
hace un año, vuelvo a compartir una canción de Rosana Arbelo en la
que nos invita a ser felices...
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