domingo, 20 de febrero de 2022

Día 1: La vida no está hecha para vivirse después

El barco se espera en la playa, eso es lo que siempre he escuchado decir a mi madre y cuánta razón tiene, así que siempre procuro ir al aeropuerto con bastante tiempo de antelación no vaya a ser que… Pues muchas cosas de las que se les ha podido pasar por la mente pasó, como retrasos en el tren y un accidente en medio de la vía, pero gracias al consejo de mi madre llegué a tiempo…

¡Cuánto tiempo hacía que no me montaba en un avión de los grandes! Igual es que soy poco exigente, cosa que me encanta, pero el menú que me sirvieron bien podría tener las 3 estrellas Michelín, con un postre incluido de chocolate y caramelo salado que hizo que salivara por dentro… Y pantalla de cine incluida con una película de la que voy a compartir un pequeño extracto porque me hizo emocionar:

"Una persona promedio vive 27375 días, eso pasa si hay suerte, 27375 días… Al principio pensé que eso no parecía mucho tiempo, pero pensándolo, ¿cuántos días realmente recordamos? Pero todo puede cambiar en un día, un instante, y lo que puede estar faltando de pronto es muy claro. Por suerte, para mí, para todos, él lo dejó claro... Una vida entera puede ser una serie de días olvidados… Si no eres feliz cambia, cambia de rumbo, arriésgate, el mañana no está garantizado, la vida no está hecha para vivirse después. Él siempre buscó momentos, una risa, un beso, un sabor, un baile… Ese fue el regalo que nos hizo, recordándonos que buscáramos momentos, cada día, porque encontrando esos momentos los días jamás serían borrosos… En esos momentos te encontrarás a ti misma”.

Y lloré agradeciendo que estoy vivo y que estoy aquí para vivir la vida ahora y no después...




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