El tuk tuk se está convirtiendo en mi medio de transporte favorito y siempre aparece cuando más lo necesitamos. Esta vez fue saliendo de Tangalle y nos llevó directamente a Unawatuna Beach, una especie de Puerto del Carmen aunque al ser temporada baja no se nota tanto… y yo encantado de no encontrarme las ciudades masificadas. Fueron más de 50 km en esa especie de motocicleta con tres ruedas y bordeamos la costa mientras el viento nos daba de cara, pero como diría un amigo al que conocí cuando viajé a Marruecos, no hay nada mejor que el aire de Dios…
Y después de dar un paseo por las tiendas, aunque hoy es día festivo y prácticamente todo estaba cerrado, la dependienta de una tienda de tés nos preguntó si teníamos hambre. No contestamos ni sí ni no, pero igualmente nos llevó a la casa de al lado. Me imaginé que sería un restaurante, pero la sorpresa fue cuando vimos que se trataba de una casa familiar que se dedica a ofrecer comidas en su terraza, vamos, comida casera en toda regla, así que en lugar de almorzar, hicimos la reserva y acabamos cenando en casa de Prasad. ¡Qué me encantan este tipo de experiencias que se me ponen en bandeja! ¡Interactuando con la gente local! Después me reí con la cara de circunstancias de mi amiga pensando que dónde la iba a llevar, pero al final también quedó encantada… Aunque un poco picante para su gusto, la comida estuvo deliciosa y probamos el tradicional arroz con curry, además de un postre casero típico de Sri Lanka... Él, su mujer y la simpatía de sus tres hijos, hicieron que la experiencia fuera redonda y acabé regalándoles la pulsera de prohibido rendirse...
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