Aunque todavía faltan un par de días para aterrizar en Sri Lanka, un viaje comienza desde el momento en que pones un pie en el aeropuerto…
Vine más cargado que nunca y el mensaje que me vino a la mente es que tal vez sea una oportunidad para soltar lastres y aligerar la mochila a lo largo del viaje… Y de repente tuve la oportunidad de regalar uno de mis ejemplares del libro “Cuando abracé la vida” en inglés que irá a parar a Nueva Zelanda y no me lo pensé dos veces, son esas llamadas que agitan mi corazón y me susurra que haga cosas sin pensar… ¿Más lejos puede ir?, ¿qué aventuras le deparará por allá?, ¿quién lo leerá? Me encanta la sensación de imaginarme conectado con la gente que se encuentre en su camino, ¿quién sabe?, tal vez alguna vez me reencuentre con alguien…
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